Javier Padrós, Director de Logística Royo Group

La actual crisis y la filosofía “LOW COST” han incrementado si cabe, la necesidad de mejorar la productividad, la calidad y los plazos de entrega.

Una forma de conseguirlo es que los responsables tiren de “riñón” y apliquen su sentido común y know how para conseguirlo. Esta forma de proceder suele ser dura para quien la aplica, y con resultados limitados y poco sostenibles en el tiempo, por falta de método y de participación de toda la empresa.

Como siempre, no hace falta re-descubrir el procedimiento. Esta rueda llamada LEAN fue descubierta hace muchos años por la industria del automóvil (valga la redundancia) con resultados más que notables. Por tanto, ya tenemos una solución: apliquemos el LEAN Manufacturing en nuestras empresas.

Como no sabemos aplicarlo, lo suyo será contratar a una Consultora que nos ayude. El primer problema que nos encontramos es que con frecuencia, se pretende trasladar el LEAN, tal y cómo se utiliza en una gran empresa del automóvil, a nuestra empresa, de dimensiones mucho más modestas y con una cultura totalmente distinta. Por otra parte, no hay nadie en la industria del automóvil que haya implementado el LEAN partiendo de cero; los que lo hicieron llevan muchos años jubilados.

lean manufactory

La filosofía LEAN pretende que cada empleado sea el “Director General” de su puesto de trabajo, que esté buscando continuamente la mejora y que sea exigente con su proveedor (interno o externo) y con el servicio a su cliente (interno y externo).

Dar por supuesto que esto se conseguirá en los primeros meses de la implantación del LEAN es muy peligroso.  Por tanto, aplicar la metodología en la empresa, sin tener en cuenta el factor humano y la gestión del cambio en las personas, puede desembocar en conflictos internos entre departamentos (al departamento proveedor: te exijo lo que necesito, aunque no lo puedas hacer), en boicot al nuevo método (¿qué beneficios me reporta?, ¿para qué tengo que cambiar?, si somos más productivos sobrará gente…) en desmotivación y, por tanto, en fracaso.

Por tanto, antes de empezar a aplicar el método tal cual, habría que empezar la casa por el tejado y generar el clima adecuado para que se pueda implementar el LEAN. No es tarea fácil, no es inmediato y depende de la cultura de cada empresa.

Una de las formas de conseguirlo es que inicialmente, ahora sí, los responsables “tiren de riñón” y que junto con sus equipos, traten de conseguir mejoras rápidas (estableciendo los primeros indicadores para cuantificar la mejora) para demostrar que es posible hacer las cosas de otra forma, que se pueden mejorar las condiciones del puesto de trabajo y que se puede “garantizar” la supervivencia gracias a una mejor productividad. Cuando la plantilla esté convencida, sería el momento de aplicar el método LEAN, teniendo en cuenta la cultura y las particularidades de la empresa.