Por Juan Carlos Tobías, Ingeniero Industrial colegiado.

La OMS nos dice que la contaminación del aire supone un riesgo para la salud debido a la influencia que tiene en la morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma. Por tanto, este es un asunto bastante serio.

La calidad del aire, en lo que se refiere al ambiente, ha adquirido relevancia en los últimos tiempos por las prohibiciones de circulación de vehículos con motor de combustión establecidas por el Ayuntamiento de Madrid de acuerdo con su protocolo para episodios de alta contaminación. Sin embargo, este protocolo únicamente fija su atención en dos factores, el NO2 y las previsiones meteorológicas. De manera que cuando se superan determinados niveles y no prevé que vaya a haber lluvia o viento que pueda disipar el NO2 el protocolo se activa.

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La calidad del aire que respiramos está definida por la mayor o menor concentración de contaminantes que contiene. En España, la calidad del aire ambiente se viene analizando desde hace más de 40 años disponiendo de una red nacional de estaciones para la vigilancia y prevención de la contaminación atmosférica. Según datos del Ministerio de Agricultura y Medioambiente en el año 2013 existían más de 600 estaciones fijas siendo el número de analizadores superior a los 4000.

De esta forma, anualmente se realiza una evaluación de la calidad del aire ambiente considerando todos los contaminantes y no únicamente uno. Se dice que una zona está contaminada cuando sus valores superan los valores límite u objetivos existentes en España. Así pues los datos arrojan las siguientes conclusiones:

  • El dióxido de nitrógeno (NO2) sólo supera los límites legislados en las grandes aglomeraciones metropolitanas pues su fuente de emisión principal es el tráfico.
  • En los últimos años se ha producido una mejoría en los niveles de concentración de material particulado (PM10), ya que se registraron menos superaciones de los valores límite que en años anteriores. Las fuentes de este contaminante son más complejas y diversas y comprenden el tráfico, la industria, aportaciones naturales, etc..
  • El ozono troposférico (O3) sigue mostrando niveles elevados en zonas suburbanas o rurales, debido a la alta insolación y a que se mantienen los niveles de emisión de sus precursores (NOx y compuestos orgánicos volátiles).
  • En el resto de contaminantes, en general, la situación es de buena calidad del aire, excepto en puntos aislados de zonas industriales.

De acuerdo con la calidad del aire exterior existirán zonas clasificadas como:

  • ODA 1: aire puro que puede contener partículas sólidas (p.e. polen) de forma temporal.
  • ODA 2: aire con altas concentraciones de partículas.
  • ODA 3: aire con altas concentraciones de contaminantes gaseosos.
  • ODA 4: aire con altas concentraciones de contaminantes gaseosos y partículas.
  • ODA 5: aire con muy altas concentraciones de contaminantes gaseosos y partículas.

La calidad del aire interior tiene que ver con la calidad del aire de los espacios interiores de edificios de oficinas, edificios públicos (colegios, hospitales, teatros, restaurantes, etc.) y viviendas particulares. Las actividades de la vida diaria hacen que pasemos más del 80% del tiempo en estos espacios interiores. Por ello, la calidad del aire que en ellos nos influye.

La composición química del aire interior puede comprender muchas sustancias en bajas concentraciones. Los niveles de contaminación medidos en estudios realizados en oficinas y en viviendas suelen estar muy por debajo de los límites permisibles para ambientes industriales. Sin embargo, en algunas ocasiones los ocupantes de edificios se quejan de la calidad del aire que respiran, por lo que es necesario estudiar dicha situación. La calidad del aire interior comenzó a considerarse un problema a finales de los años 60, aunque los primeros estudios no se llevaron a cabo hasta unos diez años después.

Los factores que afectan a la calidad del aire interior son las deficiencias en la ventilación, la calidad del aire exterior y la presencia de fuentes contaminantes en el interior. La calidad del aire exterior es un dato fundamental dado que las concentraciones de contaminantes en el aire interior de estas estructuras suelen ser de la misma magnitud que las encontradas habitualmente al aire exterior.

Dado que los espacios interiores de edificios están ocupados por trabajadores por cuenta ajena y por usuarios. La calidad del aire interior tiene una doble influencia de la misma manera que ocurre con los planes de emergencia para este tipo de edificios que debe considerar a todos los ocupantes y no sólo a los trabajadores. El presidente de AVEMCAI, D. Benjamín Beltrán Bennassar, en una jornada realizada a finales del año 2017 en FEMEVAL conjuntamente con el INVASSAT traslado al auditorio las conclusiones de un estudio sobre la calidad del aire interior en establecimientos hoteleros. Dicho estudio pone de manifiesto que las empresas hoteleras consideraban que la calidad del aire era un factor muy importante pero sólo honrosas excepciones habían puesto en marcha planes de acción en este sentido, lo cual resulta bastante contradictorio.

Alguien podría pensar que si ello fuera una obligación legal todos los edificios lo cumplirían. Pues resulta que el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, incluye en el apartado de Mantenimiento Preventivo, como obligatoria con periodicidad anual, la Revisión de la Calidad de aire en todos los edificios con Instalaciones con una potencia útil mayor a 70 kW (Centros comerciales, hoteles, edificios corporativos y de oficinas, hospitales y clínicas, etc.).

¿Pero, todo esto se hace?

En el estudio realizado por AVEMCAI de los 15 hoteles muestreados sólo 7 conocían la obligación de realizar una revisión anual, únicamente 6 sabían de la responsabilidad en que incurrían por el hecho de no realizarlo y sólo 6 del riesgo que suponía para los clientes y trabajadores una mala calidad del aire.

No obstante a todo lo dicho, nos queda una esperanza. En diciembre del año 2016 AENOR publicó una norma UNE 171350:2016 sobre calidad ambiental en interiores para establecimientos hoteleros, con una metodología sencilla para obtener una valoración de la calidad del aire interior. De esta manera, podemos conocer mediante una nota global la calidad del aire interior. Esta nota tiene en cuenta el diseño de las instalaciones térmicas y ubicación del hotel, el control de los parámetros asociados a las condiciones ambientales y el mantenimiento higiénico-sanitario.

En la encuesta realizada por AVEMCAI en 10 de los 15 establecimientos hoteleros pensaban que sus clientes apreciarían este tipo de valoraciones y/o certificados como buenos o muy buenos. Sin embargo, sólo 1 de los 15 considera que ello podría suponer un elemento diferenciador.

Si atendemos a la percepción de las empresas hoteleras respecto de la importancia conferida por los clientes a la existencia de un certificado o valoración sobre la calidad del aire podríamos pensar que éste supone un elemento diferenciador pues 10 de 15 así lo piensan. No obstante, esto no es así en absoluto dado que ningún cliente se interesa por la calidad del aire interior cuando realiza la reserva. A lo sumo se fija en si dispone de aire acondicionado o no, pues entiende que la calidad del aire como la limpieza y otras características esenciales de un hotel se dan por descontado. Por esta razón 14 de las 15 empresas hoteleras piensan que la calidad del aire NO será un elemento diferenciador a la hora de seleccionar un hotel.

Sin embargo, la mala calidad del aire es esa espía silenciosa que NO se detecta tan fácilmente como la suciedad o la rotura de enseres de la habitación. Esa Mata Hari actúa sigilosamente, despacio pero segura y cuando menos te lo esperas te ha clavado su cuchillo. En cuantas ocasiones hemos conocido casos de aparición de dolores de cabeza, problemas de conjuntivitis, rinitis e incluso bronquitis cuya causa no acabamos de encontrar, por no hablar de otros problemas mayores como la legionelósis, y que nunca achacaríamos a la calidad del aire interior del edificio donde trabajamos, del hotel donde nos hospedamos, del colegio donde van nuestros hijos, o del hospital donde acudimos para que nos curen.

Nuestra posición como consumidores debe ponerse de manifiesto y ser relevante pues como se ha dicho esto es algo básico y esencial. Podemos requerir a los establecimientos hoteleros que nos muestren el certificado de conformidad de la calidad del aire interior. Podemos solicitarles que publiquen en su página web la nota global referente a la valoración de la calidad del aire interior. No obstante, en un contexto de transformación digital, donde la orientación al cliente y su empoderamiento es lo más importante nuestra forma de exigir es primar a aquellos establecimientos hoteleros que si están cumpliendo dándoles un papel relevante y diferenciador con comentarios en páginas de reserva identificándolos como saludables.

En cualquiera de los casos hay que felicitar al Hotel Tryp Oceanic por ser el primer hotel de España en certificarse según UNE 171350:2016 y a su directora Dª Mar González por su alta implicación y empatía con el cliente, de quien hago mía su frase “EL CONFORT TAMBIÉN ES EL AIRE QUE RESPIRAS”