Por Víctor Navarro Reyes, Presidente de Comunicación y Promoción de sede central del COIICV
Parafraseando a la Piquer, y haciendo alarde de mi dominio del método eólico, mentado hace más o menos un año, refloto la expresión de los brotes verdes, que cada cierto tiempo se vuelve a poner de moda, como los pantalones acampanados o dejarse barba. Parece ser – yo soy de los que me creo ciegamente lo que dice la Wikipedia, hasta que llegue un día en que me haga quedar en evidencia – que data al menos de 1990, y que “en política, son una metáfora que se utiliza para indicar signos de recuperación económica tras una crisis”.
Bueno, como más vale prevenir que curar, aquí estamos para hacer nuestra prevención del 2016, o previsión, que para el caso es lo mismo. Cualquier previsión que se precie viene precedida de un análisis del entorno a todos los niveles, tanto económico, como político y social. A continuación se analiza también el sector que nos ocupa, y luego a la competencia. Tras este análisis externo, pasamos al interno, esto es, a hacer el examen de conciencia, con todo lo que conlleva: dolor de los pecados, propósito de enmienda y cumplir la penitencia. Perdónenme ustedes por no ser estricto.
Asumidos, pues, los errores si los hubiere, nos lanzaremos a realizar nuestras previsiones y, en base a ellas, plantearemos nuestros objetivos. Aunque ciertamente esto es un poco como lo de qué fue antes, si la gallina o el huevo, ya que a veces es difícil discernir cuál de los dos, objetivo o previsión, es la causa, y cuál la consecuencia.
Y después de todo esto, deberemos de instrumentar ese propósito de enmienda en forma de planes de acción, indicadores que nos permitan el seguimiento y, por si reincidimos en nuestro pecado, los denominados planes de contingencia, que no son sino el as en la manga que nos hemos guardado para cuando las cartas vienen mal dadas.
Hacer esto es complicado para un sector, no digamos de forma general, pero aquí va un breve análisis y posterior receta médica. No pretendo estar a la altura de los que para mí son los tres más grandes en lo que previsiones se refiere (Rappel, Lola y Paul, no necesariamente por ese orden), pero desde la humildad se hace lo que se puede.
A nivel económico, las previsiones de 2016 dan crecimientos del entorno del 3%, similares a los de 2015 pero con una leve desaceleración. A nivel político, cerraremos 2015 con nuevos gobiernos, tanto a nivel autonómico como nacional, en un escenario sin las grandes mayorías absolutas del pasado, pero llenos de gente con ganas de hacer cosas, sean unos u otros finalmente, lo que a buen seguro estimulará la inversión pública en 2016. Quizás Cataluña, con el escenario actual, puede resultar menos predecible, pero el conjunto de la nación crecerá en ese orden.
Respecto al desempleo y la emigración, lo bien cierto es que actualmente en nuestra profesión cuesta encontrar profesionales, y se puede decir que nos acercamos a demandas anteriores. Es cierto que las condiciones salariales no son las de antaño, pero el primer paso para que los sueldos vayan al alza es que la mayoría estemos trabajando, pues esto genera en las empresas la necesidad de realizar “fichajes”, y si algo nos ha enseñado el fútbol es que un fichaje, comisiones aparte, lleva siempre aparejada una mejora de los emolumentos.
A nivel internacional, los deberes ya están hechos y la mayoría de las empresas internacionalizadas, en mercados en crecimiento, por lo que 2016 no debería ser un año de sorpresas negativas en ese aspecto, aunque nunca se sabe.
En resumen, vaticino un año bueno, donde tendremos crecimientos moderados en nuestras cifras de ventas, en función de nuestro grado de internacionalización; donde los márgenes seguramente no mejoren, pero tampoco se degradarán; y donde empezaremos a ver nuevamente ofertas de mejora de empleo. Ojalá se cumpla esta previsión.
¡Feliz Año a todos!