Por María Costa, Ingeniero Industrial.
El día 26 de enero se celebra el Día de la Educación Ambiental, uno de los días mundiales a los que le tengo más cariño. Como siempre, tenemos que remontarnos a un hecho institucional para saber el porqué de estas celebraciones. La primera vez que se habla de “Educación Ambiental” parece ser la Conferencia de Estocolmo (ONU; 1972). Las bases de la misma se asentaron en el Seminario Internacional de Educación Ambiental de 1975 mediante la Carta de Belgrado.
Y ¿de qué va esto? Yo estoy muy de acuerdo con lo que se dice aquí.
Centros cercanos de referencia
A nivel estatal tenemos el Centro Español de Educación Ambiental y a nivel autonómico contamos con el CEACV, cuya sede está en la Alquería dels Frares (Sagunto).
El pasado mes de octubre tuve la oportunidad de asistir al Conama Local gracias a la oportunidad que me dio una vez más el Colegio. Entre todas las actividades a las que asistí, este proyecto sobre educación ambiental en Málaga me pareció muy interesante: la Agenda 21 escolar.
Yo qué hago…
Cuando fui responsable del sistema de gestión ambiental de la ingeniería en la que trabajaba, era la “loca” que tenía que llevar la cuenta de los folios que utilizábamos o que tenía el control sobre el termostato…un par de meses después de la implantación, algunos compañeros enseñaban a separar la basura en casa, eran más conscientes sobre las luces que se dejaban encendidas y me contaban todas las noticias ambientales que llegaban a sus manos. Objetivo indirecto conseguido (el directo lo conseguí con mucho nervios…auditorías…ese momento).
Cuando impartí la asignatura de educación ambiental en un módulo de hostelería, los alumnos acabaron preguntándome todas las dudas sobre sus residuos dentro y fuera del aula. Objetivo directo e indirecto conseguidos.
El pasado mes de diciembre, una buena amiga me dio la oportunidad de participar en ruzafa loves kids. Organizamos un taller sobre huella de carbono para niños en la Librería Bartleby (espacio que recomiendo, por cierto). Fue un rato muy divertido en el que los niños se convirtieron en mis héroes por el clima. Dibujamos unas huellas (nuestras o de nuestras mascotas), la pintamos con muchos colores y luego las tapamos con color negro (mucho humo…gases de efecto invernadero). Finalmente rascamos el humo y escribimos un compromiso para reducir nuestra huella de carbono y ¡volvieron a salir los colores!. Deberíamos prestar más atención a lo que los pequeños quieren decirnos.
La educación ambiental es fundamental para los niños pero creo que no debemos olvidar que para poder educarlos tenemos que educarnos los mayores primero. Por eso, suelo utilizar las redes sociales para concienciar, compartir información y tantear inquietudes de mis contactos…en Twitter de una manera más seria y en Facebook intentando ser un poco más ácida.
Cuando mis amigos y mi familia me preguntan dudas, investigo, les doy la información que está en mi mano y sobre todo, intento hacerles pensar y transmitirles las mismas cuestiones que yo me planteo. Nada es blanco o negro…y menos en los temas ambientales. Intento que los regalos a mis sobrinos tengan algo de esto también (¡tienen un disfraz de superhéroes ecológicos!); aquí un ejemplo que os puede gustar.
Y escribo en este blog sobre los temas ambientales con más repercusión cerca de la fecha del artículo.
No sé si puedo ser considerada como educadora ambiental…pero me gusta pensar que sí.
Finalmente…
Finalmente, os dejo un enlace sobre cine y medio ambiente y os recomiendo el hashtag #EA26 en Twitter…el medio ambiente es algo vivo y los educadores ambientales nos lo recuerdan el día 26 de cada mes.
¡Feliz día de la Educación Ambiental desde un país sin Ministerio independiente de Medio Ambiente, amigos!