Por Miguel Muñoz Veiga, Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana
En este 28 de abril se viene a conmemorar el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el trabajo. Términos, el de seguridad en el trabajo, que para nosotros, los Ingenieros Industriales, no nos son desconocidos, dado que en nuestro quehacer diario y por nuestro carácter multi e interdisciplinar, venimos a enfrentarnos con actividades diarias en diferentes campos de la prevención de riesgos laborales, todos ellos en concordancia con los reglamentos de seguridad industrial y con la formación y competencias que nos son propias.
El Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana, al que tengo el honor de representar y que forma parte de la Confederación Empresarial Valenciana, cuenta con un grupo de trabajo que se constituyó en el seno de la Comisión de Competencia Profesional de Valencia. ¿Su finalidad? Convertirse en punto de encuentro de aquellos compañeros que desempeñan su trabajo en las áreas de la Seguridad Industrial y de la Prevención de Riesgos Laborales, tanto en la Administración Pública, como en la empresa privada, en las organizaciones empresariales, sindicales y en el mundo universitario. Como tal, ha venido desarrollando una ingente labor y actividad de divulgación de los principios generales de acción preventiva entre el colectivo y nuestra sociedad. Actividad colegial que nos fue reconocida con la concesión de la Distinción 2014 en PRL, de la Generalitat Valenciana, por la difusión de la cultura preventiva en medios de Comunicación Social.
Como colectivo, en este día tan señalado, queremos trasladar a toda la sociedad civil, administración y sector empresarial, nuestra preocupación por el aumento acumulado de la siniestralidad laboral en el 2015 y en lo que llevamos en el 2016, tanto a nivel nacional, con un aumento del 10,6%, como a nivel autonómico, con un aumento del 10,5% en nuestra Comunitat.
Los siniestros laborales son un grave problema social que no sólo lleva asociados costes asegurados y no asegurados sino que, además, llevan asociados dramas sociales y familiares para quienes los padecen y para sus familiares. Desde el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana, todo nuestro apoyo a las víctimas de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
Siniestralidad laboral cuyos costes son soportados por el conjunto de la Comunitat y que vienen a situarse entre el 1,72% del PIB, según criterios del Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud – ISTAS, o del 3% del PIB, según criterios de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo – EU-OHSA, y que, dibujados en cifras cuantificadas en millones de euros, nos muestran un coste que oscila entre los 1750 y 3000 millones de euros sólo en nuestra Comunitat.
Dato económico que lastra cualquier atisbo de alegría por la recuperación económica, ya que comparadas con cifras que en materia de recuperación se nos exponen, como el del aumento de la población ocupada de un 3,8% en el 2015 respecto al mismo periodo anterior, o el aumento del 3,6% del producto interior bruto de la Comunitat en el 2015, estas quedan conjugadas por un coste de la siniestralidad, más que gravoso, que la sociedad en su conjunto debemos de soportar.
Y es a partir del conocimiento de esos datos, donde debe comenzar cualquier análisis y propuesta de soluciones para las que el Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de la Comunitat Valenciana se brinda. Según los últimos datos publicados por el Instituto Valenciano de Seguridad y Salud en el trabajo – INVASSAT, periodo enero – diciembre del 2015, el principal sector en nuestra Comunitat en el que se materializaban los accidentes de trabajo era el sector Servicios, con 23.342 casos representando un 59,8% del total, frente al sector industrial, con 8.439 casos que representaba un 21,6%.
Datos que nos deben hacer recapacitar y saber qué tipo de modelo económico queremos para nuestra sociedad. Hemos de ser capaces de, todos juntos, administración, organizaciones empresariales y sindicales y profesionales, afrontar un debate y diálogo social, dentro de un marco institucional, en el que los colegios profesionales, como corporaciones de derecho público, debemos estar presentes y más, si tenemos en cuenta que sólo en la provincia de Valencia los colegios profesionales cuentan con más de 85000 profesionales colegiados.
Cambio de modelo económico que ha de centrase en sectores productivos de alto valor añadido, que requieran de una adecuada capacitación profesional y fomente el empleo de calidad, estable y de larga duración, que convierta a nuestra Comunitat en un referente de progreso económico y social.
Modelo económico en el que un sector como el de la Industria debe ser referente, ya que cuenta con mayor disposición para exportar, invertir en I+D+i y contratar a trabajadores formados y altamente cualificados y que, sólo en España, ocupa a más de dos millones de trabajadores directos representado el 13,2 % de la población ocupada según datos de Contabilidad Nacional Trimestral de España del INE.
Debemos revertir la situación actual para ser capaces de alcanzar el objetivo de que el 20% del PIB de los países miembros de la UE proceda del sector industrial. No hace falta decir que, a fecha del presente, en nuestra Comunitat, aún estamos lejos de este objetivo donde las cifras, tan sólo un 16,9% de peso de la Industria en el PIB en el 2015, no sólo no indican que confluyamos hacia el mismo, sino que la tendencia fue la de alejarse, habiendo caído, ese peso y en el periodo 1995 al 2007, del 23% al 15%.
Tenemos pendiente una reindustrialización de la economía de nuestra Comunitat y desde aquí, como profesionales y como corporación de derecho público, nos postulamos para colaborar en su impulso.
Propuesta de cambio de modelo que permita, a partir de políticas activas, converger hacia modelos industriales de alto valor añadido, que permitan transformaciones sociales y laborales, y vengan a paliar el crecimiento desequilibrado e insostenible que la economía de la Comunitat ha venido a soportar en este pasado reciente, con políticas cortoplacistas y de escaso valor añadido, centradas en sectores especulativos, que nos han abocado a ser víctimas de burbujas económicas que requerían de escasa o nula necesidad de capacitación profesional y con el que, actualmente, nos ha llevado a no poder competir en mercados globales con productos de alto valor añadido.
Cambio de modelo, basado en la producción de productos y servicios que permitan posicionar nuestro tejido empresarial en un mercado global, con empresas que presenten una mayor disposición para exportar y de ubicarse en mercados ya existentes o emergentes, con inversión en I+D+i que permita generar productos y servicios de alta tecnología y valor añadido, un tejido empresarial de mediana empresa, sin olvidarnos de la pequeña, y que, todo en su conjunto, permita dar salida profesional a los trabajadores formados y altamente cualificados que, en nuestra Comunitat y gracias a nuestras Universidades, hay y entre los que se encuentran los Ingenieros Industriales.
Cambio de modelo que, transpolado al sector de la seguridad y salud en el trabajo, nos permita recobrar la senda de la reducción de los indicadores de siniestralidad laboral, permitiéndonos afrontar los nuevos horizontes que se dibujan alrededor de la Prevención de Riesgos Laborales, y que han de provocar, no sólo que tratemos de corregir los errores y tendencias actuales, sino que llevamos la iniciativa en el campo de la seguridad y salud en el trabajo.
Finalizar deseando un feliz 28 de abril de 2016 a todas las trabajadoras y todos los trabajadores, así como a las empresarias y empresarios y operadores del sector de nuestra Comunitat.
Tenemos que ser capaces de conseguir, tal como se postula desde la Generalitat, que la prevención de riesgos laborales sea algo inherente a nuestro qué hacer diario y esté dentro de la normalidad cotidiana, pero sin caer en la rutina y sin bajar la guardia un sólo instante, alcanzando tolerancia cero en la siniestralidad laboral. Pero todo ello, a partir de un nuevo modelo económico en el que la industria alcance la importancia que no debió de perder.