Por Jose Juan Campillo Ruiz, Consejero de Gobierno Universidat Politècnica de València
Hace ya un tiempo que no nos extrañamos cuando escuchamos en cuñas de radio anuncios de Universidades hablando de la empleabilidad de sus títulos y no es casual, ni una moda. Los alumnos cada vez necesitan una mayor seguridad en aquellos aspectos vitales que van a dirigir el camino a seguir. El desarrollo profesional no es un todo, es una parte del todo, y no debemos olvidarlo, puesto que podría llevar a equívoco en lo que a una diferenciación de este con respecto el desarrollo personal se refiere, pues permítanme que, parafraseando y completando a Confucio les diga “elige un trabajo que te guste, te llene y te ayude a llevar una vida cómoda, y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.
La coyuntura económica da visos de decirnos que quiere levantarse, y ponerse a andar, que ya está cansada de tanto tiempo dormida, y la Universidad y las Instituciones Educativas en su conjunto, debe ser un catalizador que endurezca dicha andadura, y ayude en todo lo posible a perpetuarla.
Empezábamos hablando en términos de empleabilidad, y no es raro que la misma se cuele en los diversos debates que tienen lugar dentro y fuera de nuestras fronteras educativas. No son poco los organismos internacionales, como el Global Competitiveness Report del World Economic Forum que, felicitando y maravillándose de nuestros sector educativo, penalizan y mucho el encaje de esta con el mercado laboral, aquí los más entendidos en electricidad dirían aquello de “¿desfase?”. Y sí, hay cierto desfase, o más bien un desfase acumulado, donde las inercias del pasado parece que siguen pesando, pero que la evolución, el tiempo, los errores y el aprendizaje están haciendo que cada más dicho desfase se parezca a un Cos = 1. Los alumnos muestran cada vez más su voluntad de ser agentes de esta nueva andadura económica que se asoma, y lo hacen con ilusión materializada en una inversión personal de vida, donde lo más valioso que tenemos, nuestro tiempo, se pone como moneda de cambio para obtener una educación que satisfaga las expectativas profesionales, y personales, de un futuro competitivo.
No hay más que pegar un vistazo a los diferentes observatorios de empleo universitarios, donde las encuestas año tras año, arrojan como muchos de nuestros alumnos apuestan por una continuación de sus estudios, una continuación en la que me gustaría destacar, la enfocada en diferentes programas y líneas de másteres. Es de alabar cómo las Universidades y las Instituciones Educativas de reconocido prestigio ponen cada vez más énfasis en conectar el mercado laboral, su realidad y las singularidades del mismo dentro del paradigma educativo, aportando mayor valor añadido al paso de los estudiantes, para que realmente la enseñanza superior sea un herramienta de sentido, una pasarela de ayuda hacia la autorrealización.
Entidades como la UPV la cual es la mejor Universidad politécnica Española en figurar dentro del Academic Ranking of World Universities (ARWU) así como las Escuelas de Negocio, que tan bien están desempeñando su papel como agentes aceleradores en el proceso educativo de los alumnos, fomentando las sinergias empresariales, las carteras relacionales, sirviendo como fuente de conexiones sectoriales, de iniciativas enfocadas a la empleabilidad efectiva. No hay más que pegar un vistazo a los increíbles datos de estas que se dibujan a nivel internacional.
Escuelas como Integra Formación Escuela de Negocios donde se apuesta por una interconexión total entre el plano socioeconómico y la estructura educativa, asentada en unas bases de un Consejo Social, que actúa en materia de armonización de los títulos de integra, como entidad educativa, en el plano socio-económico, para que corresponda la demanda actual de empleo de los principales actores económicos con la realidad académica de la oferta académica. De servir, de repercutir a la sociedad después de todo aquello que esta no da.
Valores en los que entidades como el COIICV también cree y hace suyos en cada una de las propuestas y ofertas de actividades que lanza a sus colegiados. Porque como ya hemos adelantado, no es una moda, es una nueva forma de hacer crecer la sociedad, de repercutir con fuerza, de ser agente de la prosperidad socio-económica, buscando sinergias y compromisos de la misma forma que lo hace un equipo deportivo de élite, buscando compañeros que sean fuertes donde otros tengan más debilidades. De apasionarse siendo un elemento vertebrador.
Hagámoslo de tal manera que cuando la gente piense en modernidad, educación, empleabilidad y satisfacción, piensen en nosotros, en nosotros, como un todo, como instituciones educativas, y como ejemplos a seguir.