Ingeniero ¿Comercial?

Por Víctor Navarro Reyes.

Pertenezco a una generación criada por padres que siempre han sentido la obligación de dar a sus hijos, en la medida de sus posibilidades, todo aquello que ellos no tuvieron. Conseguir que acabásemos la carrera equivalía a cumplir con creces el deber de dar a sus descendientes unos flamantes estudios.

En mi generación, cuando uno se enfrentaba al reto de incorporarse al mercado laboral, tampoco era raro, si contemplaba dedicarse al área comercial, que los padres sintieran que eso era tirar a la basura todo el esfuerzo realizado. Socialmente, el término vendedor ha tenido mala aceptación, asociado a una imagen de charlatán que poco o nada se corresponde con la realidad, salvo contadas excepciones.

Asociar la palabra comercial, empleado como sufrido eufemismo de la anterior, a la de ingeniero, era poco menos que una herejía. Y es curioso comprobar que ESIC Business & Marketing School, una de las escuelas de negocios más prestigiosas, no sólo de España, sino de Europa, es un acrónimo de Escuela Superior de Ingenieros Comerciales. Pero no solamente esta escuela recoge la denominación, sino que es socialmente aceptada, tanto en otros países como inclusive en la red, aunque es cierto que esas dudas que veíamos en nuestros padres perduran en el tiempo.

Wikipedia, fuente inagotable de sabiduría, nos define la ingeniería comercial como:

“una disciplina de las ciencias económicas y administrativas que aplica los conocimientos de matemática, estadística, métodos cuantitativos, investigación de operaciones, economía, administración, finanzas, mercadotecnia, ingeniería de procesos, ingeniería de proyectos y tecnologías de la información para la solución de los problemas sociales y organizacionales; se convierte de esta forma en una disciplina con un gran campo de acción y muy completa por la gran cantidad de conocimientos que adquiere el comercial”.

Esto nos permite ver la amplitud del área comercial y la tecnificación inherente a este campo, que lleva implícito mucho más de planificación y metodología y mucho menos de habilidades sociales de lo que a priori puede parecer.

Vivimos en un mundo global, donde las distancias se han reducido a la mínima expresión a base de conectividad y transporte. Un mundo en constante revolución, donde las oscilaciones sectoriales son continuas y, en muchos casos, difícilmente predecibles. El área comercial, en cambio, es transversal a todos los sectores y, exceptuando algunos casos muy concretos, alcanzado cierto status y debido a nuestra formación, bien acompañada con dominio de idiomas, la movilidad es total y la empleabilidad muy alta, como podemos comprobar fácilmente.

Además, los salarios pueden llegar a ser muy elevados, bastante más que en otras áreas tradicionalmente más técnicas o de producción, y la progresión dentro de la empresa también aumenta. No hay más que ver cuántos directores generales provienen del área comercial, pues aporta un conocimiento profundo de la empresa, el mercado y el negocio en sí, algo difícil de adquirir en otras áreas. Esta visión integral, junto con la necesidad de estar al tanto de todas las novedades, unida a las responsabilidades inherentes a los cargos más representativos de toda organización hacen ser, a mi modo de ver, al ingeniero proveniente del área comercial una opción francamente viable.

En mi opinión, desarrollarse en el área comercial, complementar nuestra formación de base con idiomas y adquirir conocimientos en administración y dirección de empresas puede ser una muy buena salida para esos ingenieros jóvenes que están decidiendo en estos momentos qué hacer con su vida laboral. Es un trabajo muy dinámico, proactivo, y si somos capaces de identificar aquellos puestos de trabajo comerciales donde ser ingeniero aporte valor, podemos concluir que ser INGENIERO ¿COMERCIAL? es tan buena opción para tirar la carrera a la basura como cualquier otra.

Ingeniero ¿Comercial?
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