Por Javier Rodríguez Zunzarren, Presidente de la Demarcación de Castellón del COIICV.

Todo hombre tiene derecho a trabajar, crear empresas, negocios, ahorrar, a comprar seguridad de futuro, a ser diferente y creativo, a impulsar su entorno con su creatividad y energía. En definitiva, son la ilusión y la imaginación las que mueven el mundo y la industria y consecuentemente crean puestos de trabajo y riqueza.

No se puede pues matar la ilusión, ya que con ello se va camino de la decadencia y de la miseria, aunque vayamos todos juntos de la mano, como algunos desean, eso no evitará que lleguemos al mismo sitio decadente y rodeado de pobreza de espíritu y material.

El ser humano es el principal motor de la industria. Para hablar de industria tenemos que referirnos obligadamente al hombre, la primera, más necesaria e importante máquina en la cadena de producción de riqueza.

En cualquier empresa que hoy haya alcanzado el éxito y con ello creado numerosos puestos de trabajo, hubo en su inicio un industrial con sencillez, ilusión y confianza de futuro, que pasó muchas noches oscuras, preludio del éxito hoy alcanzado.

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En Castellón muchas de esas ilusiones y esperanzas se transformaron en industrias cerámicas. Y hoy en día, incluso con la crisis, sigue siendo motor económico. Cada 200.000 euros exportados por la cerámica al año suponen un puesto de trabajo directo y cinco inducidos, con lo que 3.000 millones de euros de exportación al año suponen 15.000 empleos directos y 75.000 inducidos.

La industria cerámica ha ajustado sus márgenes, luchando por pequeños beneficios y defendiéndose con exportaciones apoyadas por todas nuestras instituciones estatales y autonómicas. También nosotros, para fomentar la competitividad de la industria, organizamos desde el Colegio de Ingenieros Superiores Industriales, en colaboración con la Cámara de Comercio, el Congreso Mundial de Calidad Cerámica Qualicer.

Hoy en día la competencia es mundial, no solo entre empresas, sino también entre Estados. Todos sabemos las consecuencias que las exportaciones e importaciones tienen en el mundo del trabajo y su correspondiente contribución a la riqueza y consiguiente renta nacional.

En lo que respecta a China, que tiene una tasa de compensación por Dumping demostrado y efectivo del 70%, veo sorprendido que cuando se vota en el parlamento Europeo medidas para mantener esta barrera, hay parlamentarios que no las apoyan, sin tener en cuenta que China es un país que no cumple las leyes de libre competencia, ni medioambientales, ni las de seguridad industrial, ni las de orden laboral, desprotegiendo a sus trabajadores y el medioambiente, y no cumple con las leyes del libre mercado.

No defender las exportaciones españolas es mandar un mensaje de temor e inseguridad a la iniciativa privada, a nuestra primera industria, la cerámica; desproteger a sus empleados y empresarios. Es pues un mensaje de desilusión en el que subyace la progresiva destrucción del tejido industrial cerámico.

Parece que estos señores que no defendieron las exportaciones españolas, ignoran a los millones de empresarios que se llevan los problemas todos los días a casa, para impulsar la economía y mantener los puestos de trabajo, y que también se indignan al recibir este mal trato. Estos señores están favoreciendo con ello un sistema antidemocrático, que no respeta las libertades, ni los derechos humanos, y desean sustituir toda la iniciativa privada por el pensamiento único del estado.

Nosotros no queremos ser “tontos útiles”, nos indignamos con estas acciones destructoras de la ilusión y de la esperanza, ya que conocemos la historia y sabemos por experiencias anteriores que el comunismo lleva a eliminar toda independencia de pensamiento, a imponer una dictadura irreversible, a la perdida de libertades y a la miseria económica del pueblo.

Artículo de opinión publicado en el Periódico MEDITERRANEO