Por Sergio Gordillo, ingeniero industrial y Socio Director Improven

Si comparamos a las empresas de nuestro país con las de nuestro entorno más cercano (Francia, Alemania, Italia,…) no hacemos más que constatar que nuestra dimensión empresarial es considerablemente menor. Nuestras empresas son mucho más pequeñas.

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Este factor limita en gran medida las capacidades de inversión y por tanto de desarrollo sostenible del negocio. Los recursos son siempre escasos y las decisiones cada vez se deben tomar más rápido, por lo que si nos equivocamos podemos llevar a la empresa a su liquidación. Para asegurar la sostenibilidad es imprescindible poder invertir en innovación, en talento, en desarrollo internacional, en nuevas tecnologías…. ¡¡¡¡ tanto y con tan poco !!!!

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Poco tamaño conlleva menos recursos libres disponibles, por lo que la toma de decisiones se hace todavía más crítica, no podemos equivocarnos. De este modo, la empresa se enfrenta a una doble reflexión:

1. Como tengo poco y no puedo equivocarme he de medir muy bien mis decisiones, por lo que tardo mucho en decidir y como la oportunidad que cada vez dura menos tiempo, esta se nos pasa y por lo tanto de manera progresiva termino obsoleto por mi inmovilismo.

2. Por el contrario, aun midiendo lo mejor que puedo me aventuro en la toma de decisiones, pero soy consciente de que no siempre acertaré y por tanto en algún momento perderé.
Son muchos los retos y pocos los recursos, desarrollar metodologías para acertar es muy relevante y necesario, pero tamaño para poder disponer de recursos para redistribuir el riesgo es también condición imprescindible de supervivencia.

Por tanto, ¿Cómo crecer en tamaño?, ¿Qué hacer para conseguirlo? Podemos estructurarlo en diferentes pasos, siendo la base de todos el estar abierto a la colaboración empresarial, a compartir el poder, a diluir el ego.

En un entorno de incertidumbre como el actual, en el que las oportunidades aparecen y desaparecen demasiado rápido, en el que los avances tecnológicos nos impiden estar a la absoluta vanguardia de todo lo que hacemos, implica el determinar en qué queremos y podemos ser especialmente buenos, para enfocar ahí la mayor parte de nuestros recursos escasos.

Ante esta realidad, la respuesta a ganar tamaño supone ser capaz de desarrollar una cultura de colaboración entre empresas que permita abordar proyectos en los que cada uno aporte sus mejores capacidades. Instaurar la cultura de mejor el 50% de algo que el 100% de nada. Estas experiencias son las que facilitan, que conforme los proyectos han sido exitosos, el desarrollar mayores grados de confianza y poder plantearse relaciones más estructuradas y duraderas, llegando incluso a poder afrontar una fusión e integración empresarial.