Por Santiago Fernández Melero, ingeniero industrial en APR.

En la próxima era industrial que ya se empieza a concretar, conocida por todos como Industria 4.0, las tecnologías de última generación, la hiperconectividad y la globalización van a ser las bases sobre las que se va a apoyar la transformación del conjunto de la economía y la sociedad.

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La frase “que inventen ellos” del ilustre Miguel de Unamuno por fin va a dejar de seguir vigente, ya que quien no se suba al carro de este conjunto de tecnologías, acabará desapareciendo.

De la revolución tecnológica no se libran ni las dos “madres” de la innovación industrial, que son la investigación y el desarrollo. Repositorios como Sci-Hub están abriendo nuevos caminos en lo que a comunicación científica se refiere, retando a los actuales dominadores de este campo, en la que destaca la editorial Elsevier.

Todos estos cambios también van a tener un impacto en el empleo, en las condiciones laborales, y en la empleabilidad. La velocidad exponencial de avance de este fenómeno global tendrá la capacidad de crear y destruir empleo a una velocidad nunca antes vista.

Como paradigma de este cambio, se tiene que los sueldos de los expertos en inteligencia artificial alcanzan niveles similares a los de deportistas de élite, y ante esto poco pueden hacer las universidades. El cambio es ya.

Es por esto que la implantación y manejo de las nuevas tecnologías en todos los niveles de la organización deberá ser un objetivo clave en la empresa para que ésta pueda alcanzar su cometido de la forma más eficiente posible. De nada servirá tener trabajadores, ingenieros y directivos expertos en lo que era importante ayer, ya que esa realidad ya habrá cambiado, y los perfiles externos con estas competencias nuevas serán escasos y caros.

No todo son malas noticias, ya que las empresas que dominen la aplicación de los habilitadores digitales y las integren de manera eficiente en sus procesos, se verán en la posición de poder internacionalizarse y abarcar mayores cuotas: en un mercado global, la hibridación entre lo físico y lo digital harán de esto el paso lógico y natural de las empresas en un número muy elevado de casos.

En el caso de las PYMES será todavía más crítica la integración de estas herramientas, ya que su coste resultará en un mayor esfuerzo de la organización, pero determinará en mayor grado el éxito y supervivencia de éstas o el fracaso.

En la empresa que trabajo, APR, conscientes de esta realidad, se ha dedicado muchos recursos a la digitalización de procesos. El flujo de información es clave en el funcionamiento de cualquier empresa, pero especialmente cuando se manejan procesos críticos de los que dependen las instalaciones de los clientes. La preocupación por garantizar siempre una máxima calidad, y la ambición de ser un referente en el frío industrial, ha catalizado la integración de esta nueva realidad llamada Industria 4.0 en el ADN de la empresa.

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